Suelo radianteAnte una reforma de la vivienda, muchos son los que aprovechan para instalar un suelo radiante en su vivienda. Una alternativa perfecta para mantener la temperatura ideal en las diferentes habitaciones y que muchos países europeos ya están instalando en todas las viviendas de nueva construcción.

¿En qué consiste? Una tubería recorre por el suelo de toda la superficie que va a estar calefactada. En ella circula agua caliente a una temperatura menor que otros sistemas de calefacción, como los radiadores, y que parte de una caldera. El calor que emana de la tubería se transmite al suelo que está por encima. De esta forma se mantiene una temperatura óptima perfectamente regulable y que es uniforme en todas las estancias donde esté instalada.

Al trabajar con una temperatura de agua inferior a otros sistemas, el ahorro de energía puede llegar a ser hasta un 20% inferior al de la calefacción tradicional por radiadores, permitiendo que, en algunos casos, unos paneles solares sean más que suficientes para calentar el agua.

La instalación de un sistema de calefacción por suelo radiante es bastante sencilla y rara vez supone un gran problema para su adaptación. Suelos de cerámica, mármol, terrazo o similares son perfectamente compatibles con este sistema de calefacción. Sin embargo, para tarimas flotantes o parqué hay que tener un especial cuidado ya que, aunque no debería presentar ningún problema, sí que hay que tener en cuenta el grado de humedad específico para evitar futuros desperfectos.

Es un sistema perfectamente aplicable para grandes superficies, donde la ausencia de paredes complica la instalación de radiadores. Por lo que se convierten en una alternativa a los tubos radiantes a gas, también destinados a naves industriales y almacenes. No necesita mantenimiento, no genera ácaros ni polvo y ofrece un calor uniforme sin corrientes. Eso sí, la regulación de la temperatura no debe sobrepasar como máximo los 29ºC para evitar posibles calentamientos excesivos en la piel.